Seis edificaciones que aprovechan
la luz solar, fogones eficientes de leña y un sistema de información
georreferenciada mitigan las necesidades de energía en poblaciones no
interconectadas del país.
Dos construcciones de piedra
coralina, fibra, madera y cemento se convirtieron desde este año en sitio de
reunión y espacio habitacional de los pobladores de Isla Fuerte, corregimiento
de Cartagena. Fueron elaboradas mediante la unión de saberes ancestrales y
materiales tradicionales con técnicas contemporáneas, gracias al trabajo del
Grupo de Investigación en Georrecursos, Minería y Medio Ambiente (Gemma) de la
Universidad Nacional de Colombia en Medellín.
La práctica, conocida como
bioclimática, “no pretende otra cosa que generar el mayor confort con el menor
consumo energético y responder de manera muy inteligente a los sistemas locales
relacionados con iluminación, viento, agua y vegetación”, dice Sebastián
Bedoya, arquitecto del proyecto.
Como ese lugar, ya van cuatro
construcciones más: un aula en Titumate (Unguía, Chocó) y un complejo
habitacional integrado por una maloca, un aula y una vivienda en El Totumo
(Necoclí, Antioquia).
Para construirlos, los
integrantes de Gemma tuvieron en cuenta factores asociados con las condiciones
propias de cada lugar, el tiempo, la cultura y los recursos naturales, entre
otros.
Por ejemplo, se ubicaron sensores
que permitieron identificar las corrientes de viento y se realizaron cálculos
matemáticos para verificar el recorrido del Sol. Con base en esto se diseñaron
las estructuras, logrando un perfecto aprovechamiento de energías. “Tienen
persianas en las ventanas en vez de vidrios y no son herméticas, sino que
permiten la circulación del viento y la entrada de luz por aperturas
superiores”, señaló Alejandro Delgado, uno de los investigadores.
Además, aprovecharon los
materiales propios de cada lugar, pues su funcionamiento y adaptación depende
de las condiciones climáticas de la región. Así, en Isla Fuerte resultaron más
eficientes las arenas y la piedra coralina, mientras que en Titumate
encontraron “buen material pétreo y buenas maderas”, asegura el arquitecto
Bedoya.
Se buscaba, asimismo, un retorno
al uso de materiales tradicionales, reemplazados en la actualidad por nuevos
modelos de construcción que representan mayor poder adquisitivo para las
comunidades.
Igualmente, se pretendía dar una
solución de vivienda amigable con el medioambiente, aprovechando materiales que
pueden devolverse a la naturaleza, como caña, palma, bejuco y esterilla de
guadua. “La idea era hacer edificaciones con el costo de una vivienda de
interés social (de 25 a 30 millones de pesos)”, explica el investigador Antonio
Romero.
Igualmente, los investigadores
vincularon a la población en el proceso de elaboración de los prototipos para
que cada uno pudiera ser replicado por los mismos habitantes, pues otro
objetivo era responder eficientemente a las necesidades de confort de las
comunidades, teniendo en cuenta sus propias capacidades.
Todo esto forma parte del
proyecto denominado Viviendas Bioclimáticas, que realiza Gemma en asociación
con el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para
las Zonas no Interconectadas (IPSE), adscrito al Ministerio de Minas y Energía.
Potencialidades del territorio
Otro de los ejes del proyecto es
la construcción de un sistema de información georreferenciada para el Chocó que
permita analizar los potenciales energéticos y mineros y calcular, mediante
indicadores, los recursos del suelo y el subsuelo.
“Si hay un ordenamiento
energético se aseguraría la sustentabilidad de la población. O sea, este es el
inicio de otro proyecto, de otra visión de territorio, y nosotros lo quisimos
iniciar por el Chocó, porque es una región megadiversa que tiene infinidad de
recursos”, precisó Romero.
En el caso de las zonas
involucradas en este proyecto, los análisis territoriales se direccionarán
específicamente hacia la planeación del aprovechamiento de los potenciales
mineros, forestales, hidrogeológicos y energéticos disponibles en ciertas zonas
no interconectadas del Pacífico colombiano y en la región del Urabá antioqueño
y chocoano.
Fogones eficientes y recetas
tradicionales
Con el fin de atender a la
necesidad de optimizar el consumo de la leña y evitar la aparición de
enfermedades respiratorias y de la visión, el proyecto contempla la creación de
un manual para la construcción de fogones eficientes, cuya base es una cámara
que evita el exceso de leña y una chimenea que saca el humo fuera de la
vivienda.
“El manual cuenta con ocho
diseños diferentes, la mayoría se pueden construir con materiales de la zona a
un bajo costo. La cámara racionalizará el uso de leña y la chimenea evitará que
quien esté en la cocina inhale el humo. Actualmente estamos en la fase de
construcción de los fogones”, señaló Oswaldo Bustamante, investigador del
proyecto.
Precisamente, fue en esa búsqueda
por mejorar las condiciones de vida de estas comunidades que Gemma rescató las
recetas autóctonas de las regiones. Por eso, con lápiz y cuaderno en mano
recorrieron los cientos de hogares para indagar sobre los “truquitos culinarios”
de las mejores cocineras de la zona, hasta consolidar un atlas gastronómico que
da cuenta de las mejores preparaciones tradicionales, en total cien recetas.
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